El agua da forma a los paisajes, crea hábitats e influye en el clima.
Una mirada a la Tierra muestra que nuestro planeta tiene cantidades casi infinitas. Pero no toda el agua es igual.
El agua dulce que necesitan los humanos sólo representa el 2,5 por ciento del suministro mundial; dos tercios de ella están atrapadas en hielo y nieve. La fácil disponibilidad y eliminación del agua en nuestra sociedad dificulta la creación de una nueva conciencia de su valor único. El desarrollo de sistemas cada vez más eficientes para la producción de agua potable no es sólo la conclusión lógica, sino también una necesidad ecológica.
El uso del agua en nuestro entorno de vida es diverso.
Siempre ha sido uno de los fundamentos esenciales de la civilización. Donde hay falta de agua, pueden estallar conflictos. El recurso agua se distribuye de manera muy desigual en nuestro planeta. Sin embargo, sus necesidades aumentan continuamente.
Los expertos esperan que el consumo mundial de agua se triplique en los próximos 30 años. El 40 por ciento de la población mundial vivirá entonces en países con escasez crónica de agua.
Nuestras reservas de agua dulce están disminuyendo continuamente.
Según estimaciones de la ONU, cada día se añaden dos millones de toneladas de residuos a las reservas de agua en todo el mundo. Los expertos calculan que un litro de aguas residuales contamina unos ocho litros de agua potable. El uso descuidado del agua, incluso en muchos países industrializados, está resultando extremadamente caro.
Los costes de suministro y eliminación de agua, sólo en la industria alemana de alimentos y bebidas, ascienden a
a unos 441 millones de euros al año. Con el uso de la tecnología adecuada, la gestión del agua también resulta más económica.